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El Movimiento Cívico contra Sama-Velilla anuncia nuevas acciones contra la instalación de la línea eléctrica

No conozco a Joaquim Sempere personalmente, pero he oído comentar su defensa del decrecimiento’ como la solución para reducir la insostenible huella ecológica de los países occidentales, que está llevando nuestro planeta al borde del colapso. Autor de “Mejor con menos”, un libro que denuncia la explosión consumista y que recoge admirablemente el sentimiento que anima a quienes ven en un retorno a lo elemental la vía para reducir nuestro impacto ecológico sobre el entorno.

Joaquim Sempere tiene sesenta y ocho años de edad y es licenciado en Sociología por la Universidad de París X, además de doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Fue director de la revista “Nous Horitzons” y es miembro del consejo editorial de la revista “Mientras tanto”. Entre 1972 y 1980 fue dirigente del PSUC y actualmente trabaja como profesor de Sociología en la Universidad de Barcelona (UB) en temas de medio ambiente. Ha escrito varios libros, como “El final de la era del petróleo barato” (Icaria, Barcelona, 2008), “La explosión de las necesidades” y algunos más. En lo que respecta a “Mejor con menos” es posible encontrarlo y adquirirlo en esta dirección.

Sempere, que fue compañero sentimental de la escritora Montserrat Roig, publica además excelentes artículos de opinión, uno de los cuales me viene ahora como anillo al dedo para matar de un tiro dos pájaros. Por un lado saca a la luz el desastre del apagón eléctrico ocurrido en Gerona hace poco, sobre el que yo quería hablar, y por el otro me permite mencionar nuevamente el tema de la línea Sama-Velilla, que por desgracia continúa coleando y para cuya campaña el Movimiento Cívico está recabando una ayuda económica urgente. Por el momento facilito el correo del Movimiento (contactar@salvemoslamontanaleonesa.info) y también la información para entregar  fondos a la campaña: (Caja España en La Vecilla (León); nº c. c.: 2096 0042 64 3258474904). La cuenta está a nombre de Unión de Concejos.

En lo que concierne el artículo de Sempere, sólo quiero añadir una cosa que él no menciona y que para mí es una parte de las causas del desastre eléctrico catalán. Recordemos que hubo hace tiempo un interés importante de una empresa catalana, Gas Natural, por adquirir una parte de las acciones de Endesa. Y también que se armó la marimorena en España porque esa empresa era catalana y se temía, no se sabe muy bien por qué, que controlasen excesivamente el sector energético. Después vinieron los arrumacos con la alemana “e.On”, que quedaron en agua de borrajas, y finalmente llegó la italiana Entel, que fue la que puso el fajo más gordo de billetes sobre la mesa. Pagó muy caro lo que compró, probablemente más de lo que valía. Y como se trata de una empresa capitalista, y su finalidad es hacer negocio pete quien pete, pues de algún sitio tenía que sacar el dinero despilfarrado. ¿La solución? Ahorrar. Es decir, invertir lo mínimo, y desde luego no inmediatamente, en renovar viejos tendidos eléctricos. Las torres catalanas se plegaron en dos porque estaban oxidadas y no lograron soportar el vendaval. Las fotos de las torres tras el desastre sufrido hablan por sí solas en este sentido.

Tampoco menciona Sempere que el mayor enemigo de las redes descentralizadas es el oligopolio de las grandes eléctricas. Los macroproyectos, económicamente inalcanzables para las pequeñas empresas les sirven de barrera perfecta para frenar la entrada de posibles competidores. Sin embargo, apostar por las microcentrales y territorializar la producción y el consumo eléctrico se me antoja como lo ideal, lo más sostenible y, desde luego, lo que hace años que las organizaciones ecologistas llevan pidiendo.

A continuación transcribo el texto del artículo de Sempere, publicado en el diario digital  “Público” el día 26 de marzo, y cuyo original todavía permanece en la red en el momento de la revisión de este artículo (diciembre, 2013).

El colapso eléctrico, por Joaquim Sempere.

“La situación creada en varias comarcas gerundenses por el apagón de una semana provocado por la nevada del 8 de marzo, que afectó a 200.000 personas, invita a la reflexión. La visión de 33 torres eléctricas rotas como frágiles cañas estremece. Lo tendrán difícil las compañías eléctricas implicadas (Endesa y Red Eléctrica Española) para esquivar su responsabilidad. ¿Acaso la obsesión por reducir costes para aumentar los beneficios ha llevado a instalar torres de pacotilla y no invertir en su mantenimiento? Las investigaciones deberán aclarar este punto. También las administraciones públicas deberán explicar si sus normas sobre líneas eléctricas se han cumplido y, en caso afirmativo, asumir la responsabilidad por unas normativas tal vez inadecuadas.

Habrá que decidir dónde termina la “fuerza mayor” y empieza la negligencia humana. El Gobierno deberá imponer a las eléctricas la exigencia de hacer frente a sus responsabilidades. Y si no pueden, esperemos que no se repita el bochornoso espectáculo de rescatar con dinero público unas empresas privadas (entonces fueron bancos) para dejarlas luego en libertad para seguir funcionando como antes. ¿Será capaz el Gobierno catalán de hacerlo, cuando resulta que el director general de Energía es Agustí Maure, antiguo alto directivo de Red Eléctrica? ¿O cuando el presidente Montilla defiende la tesis de Endesa de que si la proyectada línea de muy alta tensión (MAT) hubiera estado instalada, los daños habrían sido menores?

En este caso, el problema no ha sido de suministro sino de distribución, y las redes que han fallado son las de media y baja tensión, las que llegan hasta los consumidores finales. La existencia de la MAT, por tanto, no habría servido de nada. Es más, en la polémica en torno a la MAT, los alcaldes que se oponen a ella aceptarían, si acaso, su soterramiento, que sería más caro pero más seguro ante tormentas como esta última u otras eventualidades meteorológicas. Y viendo lo ocurrido, con reparaciones y compensaciones millonarias a la vista, parece que habrá que rehacer los cálculos, y la opción de línea soterrada saldrá reforzada.

Pero el caos provocado por el apagón tiene otras facetas. La historia de las redes eléctricas centralizadas está punteada de apagones, algunos monumentales, como el de 2003 en el noreste de Estados Unidos y Ontario, que dejó sin luz a 50 millones de personas, o el de 2006, que afectó a gran parte de Europa occidental. Por esto hace años que se investiga y experimenta en modelos descentralizados de suministro eléctrico.

En 2006, la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea publicaba un opúsculo (que se puede consultar en http://europa.eu.int/comm/research/rtdinfo sobre las “redes inteligentes” (smart grids) que señala la conveniencia de pasar de las redes centralizadas aún imperantes a redes descentralizadas. La idea está muy elaborada. Implica redes en telaraña, como Internet, donde la electricidad se inyecta desde muchos nodos, lo cual implica no sólo centrales grandes, sino también pequeñas, y multitud de instalaciones fotovoltaicas y otras instalaciones domésticas de generación eléctrica en casas particulares y otros edificios. También prevé múltiples focos descentralizados de almacenamiento de electricidad. Una red así no sólo dispersa la generación eléctrica por el territorio, sino que aproxima producción y consumo, reduciendo las pérdidas por transporte. Se basa no en tres o cuatro, sino en miles de productores. Una red de este tipo es mucho menos vulnerable a desastres como el acaecido en Catalunya.

Este sistema es el futuro y su viabilidad aumenta a medida que se introducen innovaciones como la que Volkswagen ya comercializa en Alemania: instalaciones domésticas de calefacción con gas natural que, por cogeneración, aprovechan el calor sobrante para producir electricidad e inyectarla a la red. En Hoogkerk (Holanda) funciona ya una “red inteligente” que agrupa 25 hogares. Ya hoy la fotovoltaica y la eólica tienen una viabilidad probada para avanzar hacia este modelo.

Por otra parte, si los edificios de la zona afectada hubieran dispuesto de captadores solares térmicos, no se habrían quedado sin agua caliente, y si no hubiera tantas cocinas y calefacciones eléctricas, el colapso habría sido menor. Dependemos demasiado de la electricidad. Las autoridades públicas tienen la responsabilidad de adoptar criterios de diversificación energética y de promover las energías renovables y un cambio urgente hacia sistemas descentralizados. ¿Servirá para ello el plan Zapatero de “economía sostenible”? Sospecho que se va a quedar corto tanto por falta de inversiones como por falta de ideas.

Esperemos que, una vez superados los efectos del colapso vivido, los responsables políticos, en vez de empecinarse en proyectos como la MAT, se tomen en serio la adopción de un modelo energético descentralizado basado en energías limpias y renovables. Es una asignatura pendiente para luchar contra el cambio climático. Hoy, además, es una condición para dormir tranquilos y evitar catástrofes como la del noreste de Catalunya. Una situación tan dramática debiera ser un revulsivo tanto para los gobiernos como para la ciudadanía. No aprovecharla para dar un salto adelante sería una lástima”.

Un ecologista en El Bierzo.

Nota a posteriori: es posible que la cuenta bancaria mencionada en este escrito ya no exista en la actualidad.

El desalojo de la decena de activistas contrarios a la MAT acaba tras 8 horas. 24/03/10. larioja.com.

Entrevista a Joaquim Sempere: «Hay que aprender a vivir satisfactoriamente con menos energía y con menos objetos». 23/07/08. Economiasolidaria.org. Salvador López Amal.

«¿No «quiere parar de consumir? Tranquilo que ya te obligará la realidad a ello. 11/04/10. Farodevigo.es.

Casi doscientos colectivos leoneses en contra de la línea eléctrica de muy alta tensión Sama-Velilla. 31/03/10. Unecologistaenelbierzo.wordpress.com.