“Vamos a apoyar a estos héroes para que las bellas sabanas y los bosques de África se llenen de nuevo de florecientes poblaciones de fauna silvestre, como siempre ha sido”. (Avaaz.org).
Al ritmo de destrucción actual pronto desaparecerán algunos de los animales más extraordinarios que la evolución creó durante el trascurso de millones de años. Bastarán con uno o dos siglos, un arañazo en la evolución, para que la codicia humana consiga que desaparezcan definitivamente del planeta.
Sobre este tema, en especial aquel relacionado con el marfil y su comercio, ya he llamado la atención en alguna ocasión, no hace demasiado tiempo. Pero una imagen, remitida por Avaaz.org y tomada por ‘SOS Elephants’ en Chad, me ha vuelto a recordar con gran crudeza la gravedad del problema. Avaaz habla de una matanza de más de 600 paquidermos por una docena de cazadores furtivos, fuertemente armados, que irrumpieron en un parque nacional en Camerún.
Según denuncia Avaaz, cada hora serían abatidos cuatro elefantes para apoderarse de sus colmillos. También, en algunos países africanos donde se dan conflictos armados, el marfil sirve de moneda de cambio para procurarse armas. Los furtivos ya han aniquilado a la mitad de los elefantes en África central, sin que nadie hasta ahora haya logrado detener una masacre alimentada, en algunos lugares, por la corrupción administrativa y gubernamental.
Tan sólo en el parque nacional de la Garamba, en la República Democrática del Congo, los cazadores furtivos mataron el año pasado 114 elefantes (contra 132 en 2014). Es decir, casi el 10% de la población de paquidermos del parque. La ONG ‘Save the elephants’ calcula que sólo entre 2011 y 2013 se produjeron más de 100.000 muertes de elefantes a manos de cazadores furtivos. Serían unos 33.500 ejemplares asesinados cada año para alimentar un comercio que tiene a Asia como principal destinatario, sobre todo China, donde el kilo de marfil en bruto puede superar el precio de 1.800 euros.
Algunos valientes investigadores, jugándose la vida, han conseguido infiltrarse en grupos de cazadores furtivos para frenar esta carnicería. Lo han hecho ya –según informa Avaaz- en hasta ocho países africanos, lo que ha permitido encarcelar a unos mil doscientos traficantes. Estamos ante acciones asombrosas, pero que tal y como podemos imaginarnos fácilmente resultan muy arriesgadas, por lo que muchos de sus autores se muestran cansados de enfrentarse, con pocos recursos, al crimen organizado.
Es en este sentido que Avaaz propone una recaudación para colaborar económicamente con estas personas en esta carrera contrarreloj que no sólo afecta a los elefantes, ya que hay otros animales, como leopardos y simios, a los que afecta el mercado internacional e ilegal de su venta. Más de cincuenta mil personas ya han aportado su colaboración económica. Si deseas colaborar ahora puedes hacerlo a través de este enlace.
Un negocio de 19.000 millones de dólares.
Según denuncia la organización internacional cazadores furtivos contratados siguen el rastro de los animales codiciados. Una vez localizados aparecen los “peces gordos” en sus helicópteros, con sus armas de gran calibre, para cazarlos, llevándose sus pieles o colmillos. Estamos frente una industria valorada en unos diecinueve mil millones de dólares, organizada por mafias internacionales que se están saliendo con la suya gracias a sobornos indiscriminados. Según datos publicados por el diario digital ‘Bbc.com’ en 2014, el negocio relacionado con la pesca ilegal, la tala y el tráfico de animales, mueve cerca de 210.000 millones de dólares americanos al año.
Pero, ahora, -según Avaaz- «los valientes miembros de la red de Eco-Activistas por la Gobernabilidad y la Aplicación de la Ley (EAGLE, por sus siglas en inglés) están enfrentándose a estas mafias infiltrándose en las pandillas, trabajando con la policía para supervisar los arrestos y asegurándose de que los capos acaben entre rejas».
Siempre según Avaaz, el éxito de algunas de sus acciones les han ganado el reconocimiento de la Interpol y el premio WWF Duque de Edimburgo a la conservación animal. Estos «héroes» trabajan con pequeños presupuestos, impulsados principalmente por su profundo amor hacia estos animales. Con mayores recursos económicos estas personas podrían:
- Ayudar a adiestrar y mantener a decenas de investigadores encubiertos para que se infiltren en las redes de los traficantes más buscados en un mayor número de países y así poner a sus cabecillas entre rejas.
- Apoyar investigaciones a autoridades y políticos cómplices que permiten este comercio sangriento.
- Orientar campañas masivas hacia el arresto y la comparecencia ante los tribunales de estos criminales para así cambiar la cultura de impunidad.
- Investigar y sacar a la luz pública a las compañías y gobiernos que se benefician económicamente de la venta de marfil y de otros productos provenientes de la fauna silvestre.
Un ecologista en El Bierzo.
Nota: No he encontrado en Internet más que un programa informático con las siglas ‘Eagle’, así que no he podido darle un enlace.
Nuestra mejor oportunidad de salvar a los elefantes. 11/04/16. Avaaz.org.
Los criminales ambientales más buscados por la Interpol. 18/11/14. Bbc.com.
Los elefantes congoleños, amenazados por una legión de enemigos. 17/02/16. Elcomercio.com.
El rastro sangriento del marfil. 03/01/16. Rtve.es.
La caza de monos podría causar la extinción de estas especies. 05/04/16. Ngenespanol.com.
Campaña de Avaaz en defensa de los elefantes y contra el comercio ilegal de marfil. 27/06/15. Unecologistaenelbierzo.wordpress.com.