El sábado 29 de julio llegamos por fin a Lisboa, tras quince días de pedaleo desde Navalmoral de la Mata (Cáceres) hasta la capital lisboeta. Por en medio dos semanas que pasaron, como quien dice, casi volando. En lo que a mí respecta participé durante una decena de días, algunos más que lo hiciera el año pasado.
Lo bueno de la experiencia adquirida, es que en esta ocasión vine mejor preparado, pues traje conmigo una colchoneta más gruesa que amortiguó, bastante mejor que la esterilla del año pasado, el duro impacto del suelo de los polideportivos españoles y de los parques de bomberos voluntarios portugueses. También, me preocupé de conseguir un par de termos en los que almacenar agua fresca durante el caluroso itinerario, lo que a la postre resultó ser una acertada ocurrencia. Por otra parte, el hecho de que este año yo pudiera frecuentar con mayor asiduidad los restaurantes situados en la ruta me facilitó enormemente la vida. Una situación que no impidió que, en ocasiones, compartiera comidas con los compañeros/as. También, he de destacar que en esta Ecomarcha la organización acordó con algunos restaurantes diversos ágapes que tuvieron una buena acogida.
El clima social de la Ecomarcha resultó, una vez más, muy agradable. Es decir, si consideramos superados los habituales incidentes personales que a veces provoca algún listillo. También he de decir que no siempre me resultó fácil conseguir que se me respetara el espacio que había elegido para descansar, del mismo modo que en ocasiones no le gustó a alguien el mundo el lugar que yo había elegido para colocar alguna pegatina. Pero puede decirse que estos fueron incidentes menores y que en general el compañerismo dominó el encuentro.
Para mí el momento más emocionante de la marcha fue el de la Bicicrítica que celebramos en Lisboa, al estilo de la realizada el año pasado en Gijón. Durante el recorrido ciclista pensé que era una pena que no hubiésemos hecho más bicicríticas en las poblaciones por donde pasamos anteriormente, pero la bicicrítica de Lisboa me satisfizo enormemente y, ella sola, me recompensó de todos los esfuerzos realizados durante la Ecomarcha. La maravillosa imagen de más de un centenar de ciclistas girando en torno al monumento central de la Plaza del Comercio en Lisboa, la mayoría de ellos portando la camiseta azul de Ecologistas (en contra de las nucleares y defendiendo el Río Tajo), me perseguirá probablemente durante mucho tiempo.
Desde estas líneas quiero agradecer a la organización su renovado esfuerzo para que todo salga bien, esta vez mayor aún si cabe debido a la internacionalización del evento, y esto pese a las múltiples dificultades que tuvo que superar cada día. Y también a la organización portuguesa Quercus, que nos facilitó enormemente todo. Así mismo, a los ciclistas locales que nos acompañaron en el último trayecto del recorrido, algunos miembros de la Federación Portuguesa de Ciclismo.
Espero que la concentración frente al Consulado de España, que contó con animados cánticos de los presentes y con la lectura de un manifiesto pidiendo el cierre de las centrales nucleares de Trillo y Almaraz, tenga algún efecto. Desde luego llegamos hasta allí con mucha ilusión y alegría, después de un largo recorrido de más de medio millar de kilómetros que, sorprendentemente, en vez de cansarnos lo que consiguió fue acrecentar nuestras ganas de continuar luchando por un mundo más justo y sostenible. Confío en que para el año que viene podamos contar con compañeros/as bercianos dispuestos a sumarse a esta iniciativa.
Un ecologista en El Bierzo.
Ecomarcha por un Tajo vivo.
La actividad humana en torno al río Tajo ha sido y es sumamente agresiva a lo largo de toda su cuenca. Las presiones que sufre el río son varias: la captación de agua en su cabecera para el trasvase Tajo-Segura, con objeto de transformar agua en dinero de forma insostenible en un territorio ajeno a su cuenca, y que deja al río sin apenas caudales; los vertidos contaminados procedentes del área metropolitana de Madrid, la mayor concentración humana e industrial de la Península, que convierte al Tajo en su curso medio en una cloaca a cielo abierto; la actividad de dos centrales nucleares, Trillo y Almaraz, que contaminan y calientan sus aguas poniendo en riesgo permanente toda la vida del río y la de las personas…
Los problemas del Tajo prosiguen cuando fluye cautivo de numerosos embalses en Extremadura y Portugal, donde se represa para surtir de agua a centrales hidroeléctricas, centrales térmicas e industrias papeleras, que se adueñan del río y terminan de dañarlo. De esta forma, el Tajo llega exhausto y moribundo a Lisboa.
No podemos permitir que el Tajo continúe en esta situación. No podemos dejar un legado tan funesto a las futuras generaciones ni permitir que nuestra sociedad sea recordada como aquella que destruyó la vida en el Tajo, a cambio de un beneficio económico pasajero que además cayó en pocas manos.
Pero aún estamos a tiempo de conseguir que los ríos de la cuenca del Tajo sean ríos vivos con agua para la vida, recuperando sus funciones ambientales, culturales y sociales. Por ello exigimos las siguientes medidas:
Los gobiernos portugués y español deben establecer las medidas de gestión adecuadas que obliguen a cumplir los estados de calidad establecidos en la Directiva Marco del Agua.
El cierre y desmantelamiento de la Central Nuclear de Almaraz en 2020 y de la Central Nuclear de Trillo en 2024 (junto con las centrales de Vandellós en 2020 y Cofrentes y Ascó en 2021). ¡Queremos todas las nucleares cerradas y desmanteladas!
El establecimiento en el Tajo, y en todos los ríos de la cuenca, de un régimen obligatorio de caudales ecológicos real que permita recuperarlos como Ríos Vivos
La finalización del trasvase Tajo-Segura cuya permanencia y nuevo régimen de explotación no permite la recuperación del río Tajo.
La mejora de la depuración de las aguas residuales en toda la cuenca del Tajo, y muy especialmente las de la Comunidad de Madrid cuyas aguas insuficientemente depuradas llegan al eje central del Tajo a través de los ríos Jarama y Guadarrama.
Una explotación hidroeléctrica en Extremadura que permita la llegada a Portugal de un régimen adecuado de caudales ambientales en Cedillo.
Un control efectivo en ambos Estados sobre la contaminación y sobreexplotación agrícolas, poniendo control efectivo a sus vertidos y captaciones abusivas.
Pedaleamos por el curso del río Tajo porque reivindicamos un río con futuro, un río conservado y un río con vida. Todas las gentes de los territorios del Tajo podemos conseguir un río vivo.
¡Vive o Tejo!
Por un Tajo vivo.
Ecomarcha 2017. 29/07/17. Ecologistasenaccion.org.
Tríptico de la Ecomarcha 2017. Ecologistasenaccion.org. Pdf.
Pedaleando por un Tajo vivo. 07/08/17. Eldiario.es. Raúl Urquiaga.