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El Mediterráneo en la Sierra de la Encina de la Lastra

El Aula de Naturaleza y Senderismo del Instituto de Estudios Bercianos (IEB), con el que mantengo relación desde hace varias décadas, organizó el pasado sábado 23 de noviembre otro de sus ‘Senderos geonaturales’, una actividad excursionista diseñada por  Francisco Arias Ferrero y Ramiro-Zoilo López para el Instituto dedicada a la divulgación de la geología. Desde el año 2007 esta sección del IEB lleva programando este tipo de salidas, las cuales gozan de una gran aceptación, como he podido comprobar en diversas ocasiones.

Fue precisamente con este mismo recorrido, el  de la ‘Ruta monte da Fraga’, con el que este grupo inició su actividad divulgativa del entorno geológico berciano, aunque para la ocasión abandonara ligeramente la comarca para centrar su actividad en la provincia orensana, en concreto en el Parque Natural de la Sierra da Encina da Lastra, un espacio declarado protegido desde el año 2002 por sus altos valores medioambientales.

Participamos en la salida casi cuarenta caminantes, quienes recorrimos en aproximadamente tres horas los seis kilómetros de lo que resultó ser casi un paseo, con un desnivel bruto de sólo 310 metros. Un circuito de dificultad media-baja, es decir al alcance de casi todo el mundo.

El punto de salida de la excursión se situó en el pueblecito de Pardollán, que se encuentra situado a unos 520 metros de altitud en la comarca orensana de Valdeorras, lindando con la berciana, y culminó en el Alto de O Carvallal, el punto más elevado del recorrido con 830 metros de altura. Los interesados pueden utilizar el plano de Carucedo Nº 191-I, del IGN, realizado a escala 1/25.000.

A Pardollán se accede desde Ponferrada por la carretera N-120 en dirección a O Barco. Nada más atravesar el túnel de Covas, a aproximadamente un kilómetro, es necesario coger un desvío a la derecha que indica la localidad de Biobra, pero que nos lleva, una vez cruzada la N-120 a través de un puente superior que la atraviesa, a Pardollán, situado a unos cuatro kilómetros, pasando previamente por la encantadora población de Vilar de Silva. La ruta elegida recorre periféricamente el macizo montañoso conocido como el Monte da Fraga.

Desde Pardollán hay que  coger el ‘Sendero del cura’, que se inicia a escasa distancia del pueblo, por la izquierda, caminando por la carretera en dirección a Vilar da Silva. Se trata de un antiguo canal de riego que se habilitó para facilitar el acceso del párroco a la ermita románica de Santo Estevo (San Esteban), ubicada al lado del arroyo de Pardollán  y actualmente en abandono. De hecho, a escasos metros de la ermita puede descubrirse el arroyo, que brota de una pequeña cavidad cárstica rodeada de maleza bajo la forma de un manantial. Muy cerca, y por encima de la ermita, encontraremos la derruida infraestructura de un antiguo molino del que se conserva el ‘banzao’, un curioso depósito de almacenamiento de agua, de forma circular, que se llenaba del preciado líquido para alimentar luego al molino, durante aproximadamente una hora de servicio según los cálculos de nuestros guías.

Desde esta altura puede disfrutarse de unas excelentes vistas sobre la población de Salas de la Ribera, situada cerca de la ribera del río Sil, y por encima de ella -destacando por el fulgor de sus tejados iluminados por el sol-, San Pedro de Trones. Más a la derecha se alcanza a ver algunas casas del Puente de Domingo Flórez.

En el entorno de la ermita es posible degustar, al menos en esta época, los frutos maduros del madroño (Arbutus unedo), en un lugar donde también abundan las encinas (Quercus ilex) y los olivos o aceitunos (Olea europea), circunstancia esta última que provoca cierta sorpresa al tratarse el último de un árbol más propio del clima mediterráneo que del atlántico. Superado el ‘banzao’, un sendero zigzagueante que gana altura rápidamente nos acerca a los restos, hoy en abandono y medio recubiertos por la vegetación, de la fábrica de pintura que otrora aportara trabajo y beneficio a algunas familias de la zona.  Todavía queda algún resto oxidado de la maquinaria empleada por la empresa en la molienda del mineral, una actividad que cesó en la década de los setenta. En la zona inmediata puede encontrarse la fuente mineromedicinal de Aguayo, una surgencia de agua ferruginosa, de aspecto parduzco y gusto metálico, que los aldeanos del lugar recomiendan para el tratamiento de anemias y afecciones cutáneas.

Unos metros más arriba, en una zona más despejada del bosque que acabamos de atravesar, nos encontramos  con un barranco en donde abundan las cuevas o ‘palas’, que es como las llaman en esta zona de Galicia a las cavidades de origen natural propias de los terrenos calizos de esta zona. Bordean el colorido barranco unas paredes ocres, en algunos lugares con tonalidades más rojizas o amarillentas, que constituyen lo que fueron las minas de pintura del lugar. Es uno de los puntos de interés geológico de este recorrido, y está conformado por grandes depósitos de hidróxidos de hierro (hematites y limonitas) que, en el siglo pasado, sirvieron para la fabricación de pinturas que sirvieron para  dar lustre a exteriores e interiores de las casas. Nuestro guía nos señala la presencia, en lo alto del cerro que domina la zona abarrancada, de restos de escorias de hierro, lo que podría situar alguna arcaica explotación minera, aún por investigar en el mismo.

El camino continúa en sentido ascendente por la verde vallina deforestada de O Carvallal, dedicada en la actualidad al pasto para el ganado aunque en el pasado se utilizó para el cultivo de cereales. Unos metros antes de alcanzar este espacio despejado, sobre un roquedo situada a la izquierda de la senda, observamos algún ejemplar de Petrocoptis grandiflora, Petrocoptis grandiflora. Fuente unecologistaenelbierzo.wordpress.com.  Foto Enrique L. Manzano.una pequeña planta endémica del lugar que se desarrolla sobre la roca calcárea. Continuando la senda, que superada la pradería se convierte en pista, alcanzamos el alto de O Carvallín, desde donde se puede otear uno de los hermosos paisajes del Parque Natural de la Sierra da Encina da Lastra, y desde el cual se vislumbra Biobra.

Vista de Biobra desde el Alto do Carvallín. Fuente unecologistaenelbierzo.wordpress.com. Foto Enrique L. Manzano.A partir de este punto el camino inicia su fase de descenso, rodeando los farallones calizos de Valello, un acantilado con forma de corredor que también constituye un mirador excepcional del paisaje de la Sierra. Dejando a nuestra izquierda las praderías del piedemonte del Monte da Fraga, nos acercamos rápidamente hacia la localidad de Vilar de Silva, que se descuelga, como un graderío a la solana, hacia el embalse de Peñarrubia.

A medio camino entre Vilar de Silva y Pardollán y justo donde el camino corta los acantilados calizos del Monte da Fraga, aparece el mirador, bien señalizado, de La Cruz. Desde aquí es posible observar en la lejanía la presa de Campañana, y en su plenitud la imponente mole caliza de Peñarrubia dominando la presa del mismo nombre, la cual embalsa el agua del río Sil para que, conducida a través de un canal de casi cinco kilómetros de longitud, alimente la central hidráulica de Quereño.

Seguidamente, y en continuo descenso hacia el pueblo, podremos observar, a nuestra izquierda, antiguas plantaciones de olivos con los que los lugareños producían aceite para el consumo propio gracias a las favorables condiciones de unos terrenos con características propias de los paisajes mediterráneos. En este sentido, también podremos prestar atención a la abundante presencia del almez (Celtis australis), propio de hábitats mediterráneos más cálidos.

Un merecido trago de agua en la fuente carbonatada del Regueiro en Pardollán dará por concluida la excursión al regresar al punto de partida de la ruta.

Es interesante señalar que el Instituto de Estudios Bercianos dispone de una ‘hoja de ruta’ que describe algo más ampliamente que esta reseña los valores naturales más destacados observables durante este recorrido, tanto desde el punto de vista histórico y cultural, como botánico, faunístico, geológico y paleontológico, y que podéis consultar en el mismo IEB.

Un ecologista en El Bierzo.

Nota: La documentación de base para la elaboración de este artículo es obra de la Asociación de Amigos de los Montes Aquilianos para el IEB.

Ficha. Senderos Geonaturales. IEB. MONTE DA FRAGA.

Ruta botánica por las Peñas de Ferradillo con el Instituto de Estudios Bercianos

Otra vez me ha tocado madrugar, aunque no tanto como cuando salgo con mis amigos de la Peña Gistredo hasta las altas cimas de la Cordillera Cantábrica. Cruzado el puente Boeza, en Ponferrada, me he dirigido  hacia los Montes Aquilianos, en concreto hacia el Campo de las Danzas. Allí dónde -según recoge una antigua tradición oral- las brujas celebraban sus  infernales aquelarres.

Después de adelantar, en la sinuosa carretera que asciende hacia los montes, a tres microbuses fletados por el Instituto de Estudios Bercianos,  al llegar a una gran campa que culmina la carretera y que suele utilizarse como aparcamiento, me encontré con un compañero de la Escuela Oficial de Idiomas. Nica es un experto montañero y muy aficionado a las plantas. También estaba allí Paco, el alma mater de la excursión, al que acompañaba su hermano Abel, y que acabaría revelándoseme como un gran botánico.

Carlos Romero, un profesor incansable.

Explicar lo agradable que resultó este paseo, guiado por un profesor incansable como Carlos Romero, ahora jubilado, es tarea difícil. Romero conoce al dedillo las plantas de esta zona y acompañarle en este recorrido botánico resultó una experiencia inolvidable. (¡Flipante!, que dirían mis hijos). Pienso en la suerte que tenemos de poder contar con él.

Dejando la cima de la Aquiana a nuestra espalda, subimos hasta situarnos en la cresta de la montaña que se sitúa a caballo entre El Bierzo y la Cabrera. Oscar Oviedo, de la Asociación de Padres Cabrera Joven, oriundo del lugar, aprovecha para comentarme algunos detalles de las ampulosas vistas que nos ofrece este recorrido. Por ejemplo, a lo lejos y encaramado en la ladera opuesta vemos el pueblo de San Pedro de Trones, rodeado de numerosas escombreras procedentes de la explotación pizarrera. Y aunque estoy a favor de que se exploten responsablemente los tesoros que el planeta nos ofrece (la pizarra es fuente de grandes ingresos en la zona), no puedo menos que pensar en la incuria de los empresarios y gobernantes que  permiten tal degradación del paisaje.

Endemismos en las Peñas de Ferradillo.

Al llegar a la collada de la Nevera, situada al pie de las Peñas de Ferradillo, hacemos una pausa. Estamos encaramados en la cara norte de las rocas y desde aquí ya podemos ver las casas del pueblo, así como la llanura berciana, que se abre ante nosotros en toda su extensión y nos muestra el tinte azul de los lagos de Campañana y Carucedo, así como el blanco de la explotación minera de Catisa y, cerrando la vista, las montañas que cierran y limitan a la hoya berciana.

Es en este lugar que el profesor nos ofrece una charla  y que todos podemos observar -y fotografiar- los primeros endemismos propios de la zona, como el Rhamnus legionensis Rothm, que también aparece en la zona de Orense y Sanabria, o el Geranium dolomiticum, con su modesta y bella flor de cinco pétalos.

En su conjunto, las Peñas de Ferradillo constituyen un paisaje excepcional que considero que tenemos la responsabilidad de preservar inalterado para las generaciones venideras. En esta ocasión nuestros gobernantes han cumplido con su obligación y, actualmente, es un enclave declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Red Natura 2000. Es cierto que, ya desde el año 1872, se conoce la existencia en estos islotes calcáreos la presencia de algunas rarezas botánicas. De hecho, estos roquedos albergan hasta el 91,3 % de los endemismos vegetales bercianos.

Pero, aparte de esto, se trata de un lugar de excepcional belleza, equiparable en ese sentido, -si es que la belleza puede llegar a compararse-, al Valle del Silencio, en Peñalba. La gran barrera rocosa en la que nos encontramos se alarga en dirección de Las Médulas antes de descender hacia los pueblos de La Chana y Voces, en donde acaba situándose en cotas cercanas a los 600 metros de altitud.

Paco, que conoce la geología local, nos explica que se trata de un afloramiento de calizas y dolomías pertenecientes al ordovícico superior y con una edad cercana a los 450 millones de años. Es su alto contenido en magnesio, sumado al aislamiento de estos crestones rocosos, lo que ha permitido que se desarrolle en él un tipo de flora única.

La Peña de Muces o de Voces.

Desde aquí se impone la visión de la Peña de Muces -también conocida como Peña de Voces-, que alcanza su altura máxima en la Cruz de la Peña (1.450 metros). Ella domina con su mole impresionante este conjunto rocoso calizo. Alberga algunas cavidades y es conocido que en la postguerra estos abrigos naturales fueron utilizados por algunos republicanos como refugio.

Pero hoy, el interés de la Peña de Voces reside sobre todo en su extraordinario valor botánico. Hay una docena de especies endémicas en este lugar. Y un tejo que ha logrado sobrevivir a las inclemencias del tiempo la friolera de 500 años o más. El tejo de Paradela de Muces -como lo llaman los lugareños- tiene un perímetro troncal de casi tres metros. Recordaré aquí que el tejo es un árbol protegido por el Decreto 63/2007 de 14 de junio  de la Junta -por el que se creó el Catálogo de Flora protegida de Castilla y León- y es bastante probable que el ejemplar que crece aquí naciera mientras reinaban de los Reyes Católicos.

El pueblo de Ferradillo.

En la fuente de Ferradillo, que mana todo el año, se paran los excursionistas a beber agua fresca. Luego, su caminar cansino les acercó al pueblo, muy próximo, en el que hijos y nietos de sus antiguos pobladores reconstruyen las casas antaño abandonadas. Actualmente, la Asociación Amigos de Ferradillo cuida de los intereses de la aldea, que se vio abandonada en la década de los setenta. Permanecen todavía en ella los restos de un pequeño monasterio y de la iglesia parroquial, ambos en estado de penoso abandono.

La pista de Paradela de Muces nos arrastra, en su leve bajada, hacia otra vista excepcional de las Peñas. En las faldas de la montaña existe una especie de bosque primigenio, muy bien conservado, en cuya espesura pueden encontrarse algunas especies de plantas raras y excepcionalmente bellas, como por ejemplo la Campanula adsurgens, la Polygonatum multiflorum o algún ejemplar de cerezo centenario con troncos que no logramos abarcar ni entre dos.

Torcas y lengua de ciervo.

Entre las rocas más altivas se ocultan torcas que impresionan por el aspecto insondable de sus abismos. Es allí mismo, en la boca de las simas, donde descubrimos la lengua de ciervo (Phyllitis scolopendrium), una variedad de helecho rarísima que destaca por su belleza. Preguntado un lugareño sobre el nombre del agujero responde que no tiene. ¿He de deducir de esta respuesta que las hay más grandes todavía? Me prometo a mí mismo que regresaré a este lugar para intentar bajar, con algunos compañeros espeleólogos, hasta el fondo de la sima.

En un claro del bosque nos espera un grupo de personas reunidas en torno a unas mesas puestas. Son miembros de la Asociación Cultural Paradela de Muces. Han preparado carne a la brasa, chorizos, jamón, empanadas y otros platos deliciosos para los excursionistas. Tampoco escasean las bebidas y, mediando el vino, al poco rato todos somos grandes amigos.

Entre los presentes hay algún ecologista, como Toño Méndez, a quien podemos agradecer que, gracias a su dedicación valiente, se haya conseguido cerrar una cantera, la de la Peña del Horno, que estaba afectando gravemente a este lugar idílico. Otro de ellos, Alejandro, ingeniero de minas, se vio involuntariamente metido en un juicio por agresión cuando el encargado de la cantera le confundió con otra persona y le golpeó. El agresor fue juzgado y condenado a pagar una multa, además de las costas del juicio.

El castro de la Peña del Hombre.

Desde el lugar en donde nos encontramos podemos ver el Castro de la Peña del Hombre. Los arqueólogos lo datan de la época romana y creen que servía para asegurar la protección de la red hidráulica de abastecimiento de agua de las minas de Las Médulas.

Antes de imprimir este artículo, y en previsión de posibles críticas, deseo dejar claro que mi intención al describir esta salida es puramente divulgativa. Reconozco que no soy ningún experto en nada ni tampoco he pretendido ahondar en la descripción de los endemismos aquí presentes. De hecho, existen numerosos estudios científicos sobre éstos en Internet. También quiero precisar que todas las opiniones aquí vertidas son personales y en ningún caso comprometen a los organizadores de la excursión.

Personalmente creo que valdría la pena volver a publicar noticias sobre estos pueblos y enclaves, y espero que en la medida de lo posible pueda volver a hacerlo en un futuro próximo.

Un ecologista en El Bierzo.

Nuestras plantas, únicas. 27/02/08. Lasnoticiasdemitierra.blogspot.com.

Ferradillo. Ferradillo.com.

No a la cantera de Paradela de Muces. Amorteira07.blogspot.com.

Asociación Cultural Muces. Imágenes de la excursión. 12/01/11. Acmuces.blogspot.com.es.

Nica y Abel toman la medida a un cerezo silvestre en las Peñas de Ferradillo. 30 mayo 2009.  Fuente: unecologistaenelbierzo.wordpress.com. Foto: Enrique L. Manzano.Rhamnus pumila subsp. legionensis Rothm. Biga.org.

Geraniums Especies. Infojardin.com.

Phyllitis scolopendrium. Asturgeografic.blogspot.com.es.