Uno de los mitos que perdura en El Bierzo guarda relación con las minas de wólfram de la peña do Seo. La imagen de un poblado minero en ruinas, perdido en la inmensidad de unas montañas interminables, ha contribuido en gran medida a mantenerlo vivo.
Desde luego les invito a conocer esta zona y peña, que aunque con una altitud inferior a los mil seiscientos metros (lo que hace que pudiéramos considerarla como una cima menor en comparación con otras alturas bercianas) presenta unos encantos que compensan con creces el esfuerzo de acercarse hasta el lugar, y no digamos hasta la cumbre.
Recomiendo que realicen esta visita aprovechando algún momento de bonanza meteorológica, pues de lo contrario no hay abrigos, salvo en las casas semiderruidas del poblado minero y en una caseta situada en la cima de la montaña. Por otra parte, aunque yo realicé la ascensión en un día ideal, sin excesivo calor y con límpidas panorámicas, me temo que la nieve, la lluvia o la niebla, podría complicar la excursión al ocultar los hitos y volver resbaladizo el trecho rocoso más inmediato a la cima.
Una vez alcanzada ésta, que ofrece un precioso cordal no demasiado complicado de recorrer, el montañero podrá disfrutar de unas vistas extraordinarias del Bierzo, pudiendo reconocerse desde la lejanía la ciudad de Ponferrada, la central térmica de Compostilla I y las Médulas, entre otros puntos de interés. La misma peña do Seo es visible y fácilmente reconocible desde una buena parte de la hoya berciana, pudiéndose decir de ella que, pese a su limitada altitud, la preside con tanta autoridad como otras cumbres más altivas. Además, su peculiar forma hace que se la pueda reconocer fácilmente, permitiéndonos situar con facilidad los límites del Bierzo con Orense y Lugo.
Hay quienes dicen que desde la peña pueden distinguirse hasta las cumbres de Babia, la zona de Trevinca y hasta Cabeza de Manzaneda. Desde luego es posible ver las orensanas montañas de la sierra de la Encina de la Lastra (Valdeorras, Orense) e inclusive la berciana sierra de Gistredo, con su mítico Catoute. Pero, incluso con estos alicientes incontestables, conviene recordar que estamos frente a una ruta con alguna dificultad y que, por lo tanto, no es apropiada para domingueros.
También para evitarme alguna posible reclamación, aclaro que mis explicaciones son meramente informativas, que lógicamente están sujetas a mi subjetiva apreciación, y que pueden variar mucho de una fecha a otra y, enormemente, en función de la meteorología. También les recomiendo que echen un vistazo a los enlaces antes de lanzarse a la aventura.
Sin embargo, también estamos ante una ruta aconsejable a todo amante de la naturaleza y la montaña, que puede limitarse a la visita del poblado, o alargarse un par de kilómetros más hasta las bocaminas y los restos del lavadero del mineral. Los más atrevidos podrán culminar alcanzando la cima, en una hora y media aproximadamente a partir de las ruinas del poblado.
Personalmente elegí realizar la ruta desde Cadafresnas, una aldea a la que se llega por carretera asfaltada que sale desde Villafranca del Bierzo cogiendo en dirección a Corullón, aunque hay otras igual de interesantes. Para llegar hasta ella basta con seguir las indicaciones de las señales de carretera. Una vez allí, hay que preguntar por la ruta al poblado minero, aunque exista una gran señal que nos la indica, pero que creo que no está bien ubicada. Supongo que debería situarse un poco antes, para así evitarnos tanteos y pérdidas de tiempo en la búsqueda de esa orientación.
Es posible dejar el coche en el pueblo y emprender el camino a pie hasta el poblado minero siguiendo una pista de unos 4,5 kilómetros que ofrece unas excelentes vistas. Pero también se puede llegar con el vehículo hasta el mismo, sin excesivos problemas. El más grave de todos es que, en una zona de estancamiento de aguas ya cerca de las casas, hay algunos socavones que hacen que los vehículos toquen los bajos con facilidad si no se reduce al mínimo la velocidad. Los vehículos 4×4 pueden pasar sin problemas hasta la pared misma de la peña. Esto, claro está, en una época seca como la que yo disfruté, aunque me temo que en otras estaciones la aventura pueda resultar más complicada. El otro problema, si se anima a hacer el trayecto en coche, es que la pista de tierra no dispone de apenas espacios para el cruce de dos vehículos.
Señala alguien que no hay que olvidar que la ruta completa desde Cadafresnas al poblado resulta bastante larga (unos 9 kilómetros ida y vuelta), y más aún si se añade la visita a las bocaminas (otros 4 kilómetros entre ir y volver), con un desnivel total acumulado de algo más de 850 metros si se hace la cumbre y otros 5 kilómetros más (ida y vuelta), por lo que cada uno deberá de calcular bien su fondo físico. Sin embargo, sólo hasta el poblado, el camino a asciende suavemente y es muy llevadero.
Ya alcanzado el poblado se puede acceder a las bocaminas. En ese caso hay que coger una pista que aparece una vez dejadas atrás las casas, como a un centenar de metros a la derecha, que asciende en empinados zigzags (que siguen la Ruta circular del Bierzo, de la cual aparecen algunos postes indicadores) hasta el desvío a la izquierda que lleva a las bocaminas y al antiguo lavadero del mineral. Si se sigue subiendo por la pista de la derecha se llega, en poco tiempo, a un collado desde el cual puede verse el otro lado de la montaña.
En ese collado están las ruinas macizas de una antigua construcción. Al lado de la misma se inicia un estrecho sendero, algo difícil de observar, que lleva a la cumbre de la peña. Yo calculo que en una hora aproximadamente. Avanzar por esa senda no resulta fácil debido al brezo bajo y la carquexia, que rasca bastante si no se lleva pantalón largo. Por lo demás, una vez cogido resulta fácil de seguir.
Personalmente prefiero la otra opción, creo que la más frecuente, para subir a la cumbre. Ésta consiste en continuar por la pista que, dejando atrás el poblado, pasa al lado de un gran depósito de agua abandonado, con una característica escalera que se conserva todavía, para alcanzar en aproximadamente una hora de camino de tierra fácil, aunque algo empinado, la pared rocosa tras unos amplios zigzags. Una vez llegados a la pared solamente hay que seguir los hitos, a veces un tanto esquivos, que nos dirigen hasta el cordal. En esta zona las vistas, en todas las direcciones, son impresionantes. Tampoco resulta demasiado difícil subir, aunque se tenga a veces la impresión de escalar la pirámide de Keops.
Ya alcanzada la cresta podemos llegarnos hasta el geodésico, situado a nuestra izquierda junto a los restos de una caseta, o hasta un hito bastante grande de piedras, que encontraremos cresteando hacia la derecha. Se tarda aproximadamente unos tres cuartos de hora en llegar a las cumbres desde el pie de la peña, y si dejamos atrás el gran hito podremos comenzar a bajar hasta el cuello del que hablé antes que nos lleva a la casa de piedra abandonada (hecha de grandes bloques blancos) y que permite regresar al poblado. Bajando por esa pista podemos incluir un desvío de ida y vuelta hasta las bocaminas. Calculo en una media hora larga esta bajada desde el hito al cuello.
Sobre la historia del poblado y del wólfram no me quiero extender en esta ocasión. Vale la pena pararse a conversar un momento con algún vecino del pueblo. Hay un bar poco señalado en el centro del pueblo. Con un poco de suerte encontraréis a alguien que os hable del Lejano Oeste que un día fue esta zona, de la temible ‘Patrulla del Gas’, y de las hasta 250.000 pesetas de la época por tonelada que se pagaba por el mineral. Cuando el salario era, por entonces, de unas 15 pesetas diarias.
Pero todo terminó cuando finalizó la demanda de un mineral que, añadido al acero, permitía su endurecimiento y evitaba el recalentamiento de las armas. El final de la II Guerra Mundial también marcó el ocaso de la minería en la peña. Sin embargo, en el pueblo se me dijo que una compañía canadiense está realizando catas por las noches, con la intención de reabrirla. El wólfram y otros minerales codiciados, utilizados esta vez en los móviles, estarían detrás del nuevo intento.
En los enlaces que facilito podéis ver fotos del interior de las galerías mineras, realizadas por unos moteros, muy deterioradas en la actualidad por los derrumbes. Dan bastante miedo y desde luego desaconsejo entrar dentro. Para aquellos que sientan el gusanillo de conocerlas les diré que en el pueblo me dijeron que un señor de Corullón (Jose) las ha filmado en su casi totalidad y que comercializa esos videos.
Lo que me parece lamentables es que los escombros procedentes de la explotación minera se hayan dejado abandonados de cualquier manera en la pared de la peña. Esperemos que, si se llegase a explotar de nuevo, se logre evitar este feísmo.
Un ecologista en El Bierzo.
Peña do Seo (Cadafresnas-Pabellones-Minas Peña do Seo – Cadafresnas) 04/07/13 y 07/07/13. Wikiloc.com.
Peña del Seo (1.576 m). 18/11/13. Aventurasdeundominguero.blogspot.com.es.
Cadafresnas – minas de wolframio – Peña do Seo – Cadafresnas.
12/07/14.Wikiloc.com.
La Peña do Seo y su mina. !Espectacular! 04/12/11. Atce.mforos.com (imágenes de las galerías).
Antigua mina de wolframio. Rottodigital.com. Enrique Álvarez (interior de una galería).
El Instituto Europeo de Turismo impulsa una ruta del wolframio que ‘puentea’ al Bierzo. 05/12/12. Diariodeleon.es.